En
el paraíso del caribe colombiano se encuentra un lugar que miles de personas querrían
visitar en estas Pascuas, pero que, por cuenta de las cuarentenas y los cierres
de fronteras, le han regalado su segundo descanso del año en curso, está vez
consecuencia del Covid-19. Es el Parque Natural Nacional Tayrona, donde la
Sierra Nevada de Santa Marta se hunde en el mar.
Ubicado
en el departamento del Magdalena, entre playas vírgenes y las faldas del pico
nevado Simón Bolívar, cuenta con 15.000 mt2 desde los 0 mts hasta los 900 mts
sobre el nivel del mar. Bajo la dirección de Parques Naturales Nacionales de
Colombia (PNN), el Tayrona es el segundo parque más visitado de la entidad
gracias a sus hermosas playas, su riqueza natural, el área arqueológica de
“pueblito”, la observación de aves y la inmensa riqueza subacuática que el
parque alberga. Estas son apenas algunas de las razones por las que este parque
recibió 446.299 turistas durante 2018, según comunicado del ministerio de
Ambiente en 2019.
Ahora
bien, al interior del Tayrona conviven 4 comunidades indígenas - Kankuamo,
Kogui, Wiwa y Arhuaco -, quienes con sus diversas cosmogonías, vestuarios
blancos y amor por su tierra ancestral, empezaron desde hace varios años una
larga discusión con el PNN y el gobierno local del Magdalena para exigir
algunos días de cierre del parque a turistas y forasteros, con el fin de
agradecer a la madre tierra, realizando los llamados “pagamentos”. En 2015, la
Dirección Territorial del PNN y la junta de los 4 cabildos llegaron por primera
vez a un acuerdo, y el Tayrona se mantuvo cerrado en el mes de noviembre bajo
dos argumentos: en primera instancia, los rituales por parte de las
comunidades; y, en segunda, la gran sequía que azotaba al país por aquellos
días, con lo cual de no cerrar se ponía en riesgo vidas humanas, fauna y flora.
El
resultado fue tan benéfico para el parque que el modelo ha sido repetido,
mejorado y acogido en los últimos 5 años. Para 2020 se tenían programados 58 días
sin acceso al público, repartidos de la siguiente manera: el primero corrió del
1 al 29 de febrero, temporada llamada por la junta de cabildos como Kugkui
shikasa; el segundo está pensado en los primeros 15 días del mes de junio, para
el momento denominado Saka juso; el tercero está acordado del 19 de octubre al
2 de noviembre, época del Nabbatashi, cuando además de pagamentos habría una
brigada de limpieza de playas, caminos y mar, donde además se plantarán corales
que han sido criados en una guardería especial acompañada por biólogos. Las
labores de limpieza son acompañadas por los pequeños emprendimientos de
ecoturismo, garantizando así su ingreso monetario durante los días de cierre.
El
acuerdo, original entre el PNN y los cabildos es hoy en día una política
regional, que bajo el eslogan Respira
Tayrona es entendida y acogida por los distintos sectores; principalmente por
el más afectado, el turismo. Si bien gracias a estos cierres se ha logrado
cumplir con 2 de los 3 ejes del plan mundial de Desarrollo Sostenible, el
ambiental y el social, PNN en un segundo proyecto llamado Parques con la gente, ha capacitado 7 familias pescadoras que
realizaban su actividad dentro del parque, debilitando la fauna y flora
sub-marina, quienes para empezar a realizar ecoturismo conformaron la Asociación
Ecoturística (Aecotag). A ellos les fue entregado un bote con fondo de cristal,
con el cual realizan recorridos de 3,7 km por las zonas coralinas del Parque.
Es esta una pequeña solución para el eje económico del Desarrollo Sostenible.
Durante
los últimos 15 años, una alianza liderada por el Grupo Aviatur, la empresa más
grande de turismo del país perteneciente a un extranjero, acompañados de la
Camara de Comercio de Santa Marta, ciudad capital departamental y Pasarolla Tours,
bajo la Unión Temporal Concesión Tayrona, administraron los servicios de
hospedaje existentes dentro del parque como cabañas, zonas de camping, ecohabs
y restaurante de varias zonas hasta el pasado 5 de diciembre. El grueso de las
ganancias económicas de este proceso quedó en manos, principalmente, de Aviatur
y no de los pobladores locales. Es por esto que Grupo Aviatur y todas las
empresas de Jean Claude Bessudo quedaron excluidas en la última licitación
abierta para la administración de estos servicios por los próximos 23 años.
Ahora
bien, existen ya en territorio pequeños emprendimientos, como el barco con
fondo de cristal, o Wiwa Tours, la primera agencia de viajes indígena de
Colombia, además de pequeñas infraestructuras de ecohoteles aledaños al parque,
como Yachay y Chayrama, que de generar una unión bajo la dirección y
capacitación del PNN y la Cámara de Comercio local podrían ejecutar los
servicios turísticos del parque, distribuyendo sus capacidades económicas del
Tayrona entre los pobladores locales, fortaleciendo así los ingresos para un
mayor número de familias. Lamentablemente, sigue siendo más expedito el proceso
de entregar la ejecución, y con esta las ganancias, a una gran empresa que
crear un plan para fortalecer a la región y a los pobladores de este atractivo
cultural-ambiental.
Fotografía:
Camila Muñoz-marzo 2020
Imagen: Verónica Rafaela Forero Rodríguez
Manuela Tascón Ruiz
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