segunda-feira, abril 06, 2020

Las necesarias cuarentenas del Tayrona

En el paraíso del caribe colombiano se encuentra un lugar que miles de personas querrían visitar en estas Pascuas, pero que, por cuenta de las cuarentenas y los cierres de fronteras, le han regalado su segundo descanso del año en curso, está vez consecuencia del Covid-19. Es el Parque Natural Nacional Tayrona, donde la Sierra Nevada de Santa Marta se hunde en el mar.
Ubicado en el departamento del Magdalena, entre playas vírgenes y las faldas del pico nevado Simón Bolívar, cuenta con 15.000 mt2 desde los 0 mts hasta los 900 mts sobre el nivel del mar. Bajo la dirección de Parques Naturales Nacionales de Colombia (PNN), el Tayrona es el segundo parque más visitado de la entidad gracias a sus hermosas playas, su riqueza natural, el área arqueológica de “pueblito”, la observación de aves y la inmensa riqueza subacuática que el parque alberga. Estas son apenas algunas de las razones por las que este parque recibió 446.299 turistas durante 2018, según comunicado del ministerio de Ambiente en 2019.
Ahora bien, al interior del Tayrona conviven 4 comunidades indígenas - Kankuamo, Kogui, Wiwa y Arhuaco -, quienes con sus diversas cosmogonías, vestuarios blancos y amor por su tierra ancestral, empezaron desde hace varios años una larga discusión con el PNN y el gobierno local del Magdalena para exigir algunos días de cierre del parque a turistas y forasteros, con el fin de agradecer a la madre tierra, realizando los llamados “pagamentos”. En 2015, la Dirección Territorial del PNN y la junta de los 4 cabildos llegaron por primera vez a un acuerdo, y el Tayrona se mantuvo cerrado en el mes de noviembre bajo dos argumentos: en primera instancia, los rituales por parte de las comunidades; y, en segunda, la gran sequía que azotaba al país por aquellos días, con lo cual de no cerrar se ponía en riesgo vidas humanas, fauna y flora.
El resultado fue tan benéfico para el parque que el modelo ha sido repetido, mejorado y acogido en los últimos 5 años. Para 2020 se tenían programados 58 días sin acceso al público, repartidos de la siguiente manera: el primero corrió del 1 al 29 de febrero, temporada llamada por la junta de cabildos como Kugkui shikasa; el segundo está pensado en los primeros 15 días del mes de junio, para el momento denominado Saka juso; el tercero está acordado del 19 de octubre al 2 de noviembre, época del Nabbatashi, cuando además de pagamentos habría una brigada de limpieza de playas, caminos y mar, donde además se plantarán corales que han sido criados en una guardería especial acompañada por biólogos. Las labores de limpieza son acompañadas por los pequeños emprendimientos de ecoturismo, garantizando así su ingreso monetario durante los días de cierre.
El acuerdo, original entre el PNN y los cabildos es hoy en día una política regional, que bajo el eslogan Respira Tayrona es entendida y acogida por los distintos sectores; principalmente por el más afectado, el turismo. Si bien gracias a estos cierres se ha logrado cumplir con 2 de los 3 ejes del plan mundial de Desarrollo Sostenible, el ambiental y el social, PNN en un segundo proyecto llamado Parques con la gente, ha capacitado 7 familias pescadoras que realizaban su actividad dentro del parque, debilitando la fauna y flora sub-marina, quienes para empezar a realizar ecoturismo conformaron la Asociación Ecoturística (Aecotag). A ellos les fue entregado un bote con fondo de cristal, con el cual realizan recorridos de 3,7 km por las zonas coralinas del Parque. Es esta una pequeña solución para el eje económico del Desarrollo Sostenible.
Durante los últimos 15 años, una alianza liderada por el Grupo Aviatur, la empresa más grande de turismo del país perteneciente a un extranjero, acompañados de la Camara de Comercio de Santa Marta, ciudad capital departamental y Pasarolla Tours, bajo la Unión Temporal Concesión Tayrona, administraron los servicios de hospedaje existentes dentro del parque como cabañas, zonas de camping, ecohabs y restaurante de varias zonas hasta el pasado 5 de diciembre. El grueso de las ganancias económicas de este proceso quedó en manos, principalmente, de Aviatur y no de los pobladores locales. Es por esto que Grupo Aviatur y todas las empresas de Jean Claude Bessudo quedaron excluidas en la última licitación abierta para la administración de estos servicios por los próximos 23 años.
Ahora bien, existen ya en territorio pequeños emprendimientos, como el barco con fondo de cristal, o Wiwa Tours, la primera agencia de viajes indígena de Colombia, además de pequeñas infraestructuras de ecohoteles aledaños al parque, como Yachay y Chayrama, que de generar una unión bajo la dirección y capacitación del PNN y la Cámara de Comercio local podrían ejecutar los servicios turísticos del parque, distribuyendo sus capacidades económicas del Tayrona entre los pobladores locales, fortaleciendo así los ingresos para un mayor número de familias. Lamentablemente, sigue siendo más expedito el proceso de entregar la ejecución, y con esta las ganancias, a una gran empresa que crear un plan para fortalecer a la región y a los pobladores de este atractivo cultural-ambiental.

Fotografía: Camila Muñoz-marzo 2020

Imagen: Verónica Rafaela Forero Rodríguez

Manuela Tascón Ruiz

(Artigo de opinião produzido no âmbito da unidade curricular “Património Cultural e Políticas de Desenvolvimento Regional”, lecionada ao Mestrado em Património Cultural, do ICS/UMinho)

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